Temperatura
La temperatura de un gas ideal monoatómico es
una medida relacionada con la energía cinéticapromedio de sus moléculas al
moverse. En esta animación, se muestra a escala la relación entre el tamaño de
los átomos de helio respecto
a su espaciado bajo una presión de 1950 atmósferas. Estos átomos, a temperatura
ambiente, muestran una velocidad media que en esta animación se ha reducido
dos billones de
veces. De todas maneras, en un instante determinado, un átomo particular de
helio puede moverse mucho más rápido que esa velocidad media mientras que otro
puede permanecer prácticamente inmóvil.
La temperatura es una magnitud referida a las nociones comunes
de calor medible
mediante un termómetro. En física, se define como una magnitud
escalar relacionada con la energía interna de un sistema termodinámico,
definida por el principio cero de la termodinámica.
Más específicamente, está relacionada directamente con la parte de la energía
interna conocida como «energía cinética», que es la energía asociada a los
movimientos de las partículas del sistema, sea en un sentido traslacional,
rotacional, o en forma de vibraciones. A medida que sea mayor la energía
cinética de un sistema, se observa que éste se encuentra más «caliente»; es
decir, que su temperatura es mayor.
En el caso de un sólido, los movimientos en cuestión
resultan ser las vibraciones de las partículas en sus sitios dentro del
sólido. En el caso de un gas ideal monoatómico se
trata de los movimientos traslacionales de sus partículas (para los gases
multiatómicos los movimientos rotacional y vibracional deben tomarse en cuenta
también).
El desarrollo de técnicas para la medición de la temperatura
ha pasado por un largo proceso histórico, ya que es necesario darle un valor
numérico a una idea intuitiva como es lo frío o lo caliente.
Multitud de propiedades fisicoquímicas de
los materiales o las sustancias varían en función de la temperatura a la que se
encuentren, como por ejemplo su estado (sólido, líquido, gaseoso, plasma), su volumen,
la solubilidad,
la presión de vapor, su color o la conductividad eléctrica. Así mismo es uno
de los factores que influyen en la velocidad a la que tienen lugar las reacciones químicas.
La temperatura se mide con termómetros,
los cuales pueden ser calibrados de acuerdo a una multitud de escalas que dan
lugar a unidades de medición de la temperatura. En el Sistema Internacional de Unidades,
la unidad de temperatura es el kelvin (K), y
la escala correspondiente es la escala Kelvin o escala
absoluta, que asocia el valor «cero kelvin» (0 K) al «cero
absoluto», y se gradúa con un tamaño de grado igual al del grado
Celsius. Sin embargo, fuera del ámbito científico el uso de otras escalas
de temperatura es común. La escala más extendida es la escala Celsius,
llamada «centígrada»; y, en mucha menor medida, y prácticamente solo en
los Estados Unidos, la escala Fahrenheit.
También se usa a veces la escala Rankine(°R)
que establece su punto de referencia en el mismo punto de la escala Kelvin, el cero
absoluto, pero con un tamaño de grado igual al de la Fahrenheit, y es usada
únicamente en Estados Unidos, y solo en algunos campos de la ingeniería.
Sin embargo, debería utilizarse el julio[cita requerida] puesto que la
temperatura no es más que una medida de la energía cinética media de un
sistema, de esta manera podríamos prescindir de la constante de Boltzmann.
La medida
El instrumento utilizado habitualmente para medir la temperatura es el termómetro. Los termómetros de líquido encerrado en vidrio son los más populares; se basan en la propiedad que tiene el mercurio, y otras sustancias (alcohol coloreado, etc.), de dilatarse cuando aumenta la temperatura. El líquido se aloja en una burbuja -bulbo- conectada a un capilar (tubo muy fino). Cuando la temperatura aumenta, el líquido se expande por el capilar, así, pequeñas variaciones de su volumen resultan claramente visibles.
El instrumento utilizado habitualmente para medir la temperatura es el termómetro. Los termómetros de líquido encerrado en vidrio son los más populares; se basan en la propiedad que tiene el mercurio, y otras sustancias (alcohol coloreado, etc.), de dilatarse cuando aumenta la temperatura. El líquido se aloja en una burbuja -bulbo- conectada a un capilar (tubo muy fino). Cuando la temperatura aumenta, el líquido se expande por el capilar, así, pequeñas variaciones de su volumen resultan claramente visibles.
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