ROZAMIENTO O FRICCIÓN
Del latín frictio,
el término fricción deriva de friccionar. Este verbo refiere a frotar,
restregar o rozar algo. Se conoce como fuerza de fricción a la que realiza una
oposición al desplazamiento de una superficie sobre otra, o a aquélla opuesta
al comienzo de un movimiento.
La fricción, como fuerza, se origina por las imperfecciones
entre los objetos que mantienen contacto, las cuales pueden ser minúsculas, y
generan un ángulo de rozamiento.
Es posible distinguir entre la fricción estática, que es una
resistencia que necesita ser trascendida para movilizar una cosa frente a otra
con la que tiene contacto, y la fricción dinámica, que es la magnitud constante
que genera oposición al desplazamiento cuando éste ya se inició. En pocas
palabras, el primer tipo tiene lugar cuando los cuerpos se encuentran en reposo
relativo, mientras que el segundo ocurre una vez que se encuentran en
movimiento.
Un ejemplo de fricción estática ocurre cuando un motor se
encuentra detenido durante un largo periodo. Por otra parte, la fricción
dinámica puede verse a partir de la acción de las ruedas de un vehículo al
momento de frenar.
Aunque no se conocen con exactitud todas las diferencias
entre ambos tipos de rozamiento, la idea general es que el estático es
ligeramente mayor que el dinámico; como las superficies en las que se dará la
fricción se encuentran en reposo, es posible que se generen enlaces iónicos o
microsoldaduras que los aferren entre sí, lo cual no tiene lugar una vez en
movimiento.
El coeficiente de fricción, que a menudo se simboliza con la
letra griega µ (pronunciada “mu”), es un valor escalar sin dimensión que
describe la proporción de la fuerza de fricción entre dos cuerpos y de la que
los junta. Éste puede estar apenas encima de cero o ser mayor a uno y depende
de los materiales en cuestión; por ejemplo, el hielo sobre el acero tiene un
coeficiente de fricción bajo, mientras que la goma sobre el pavimento, uno
alto.
Este término fue presentado por el físico francés
Arthur-Jules Morin en el siglo XIX. Cabe mencionar que el coeficiente de
fricción es una medición empírica, lo cual indica que fue advertida a través de
la experimentación y que no es posible calcularla. Retomando las diferencias
entre tipos de superficies, dado un caso de rozamiento, es muy probable que el
coeficiente resulte mayor en un caso estático que en uno dinámico. Una
excepción es el de la dupla teflón sobre teflón, ya que el valor coincide para
ambos tipos de contacto.
Aunque en general se dice que el coeficiente de fricción es
una propiedad de los materiales, es más adecuado definirlo como una propiedad
de los sistemas. La razón es que existen factores más allá de las
características de cada superficie que afectan los resultados, tales como la
temperatura, la velocidad y la atmósfera. Por ejemplo, un alfiler de cobre
deslizándose por una gruesa lámina del mismo material puede tener un
coeficiente que vaya de 0,6 a 0,2, de forma inversamente proporcional a la
velocidad.
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